S u d á f r i c a

 

Abril 2012

Llegar a Cape town y visitar sus alrededores fue como volver a algo demasiado conocido. Creo que eso hizo que en los primeros días que estuve allí decidiera comprar el billete de vuelta a España, algo que influyo demasiado en mi estancia. Los días parecían ser un mero trámite para la fatídica vuelta, se me fue el ánimo para ver cosas, casi diría que me daba todo igual.
Aun así la ciudad me pareció un encanto. Hacia buen tiempo, era el final del verano. En esos días disfrute de pequeños placeres y comodidades que ya casi tenía olvidados, un café espreso, un buen vino, una gran diversidad alimentaria, una oferta cultural importante, volvieron a existir los conciertos, el teatro, las galerías de arte, los museos, los restaurantes, los comercios donde se venden todo tipo de cosas de todo tipo de marcas, cómodos transportes públicos, etc
Aunque estoy segura de que todo eso que vi solo es representativo de una pequeña parte de Sudáfrica.
Mi visita coincidió con el famoso Jazz festival, y la ciudad estaba repleta de gente, mucho más de lo normal. Cape Town es una ciudad llena de viajeros, la mayoría jóvenes que llegan, y sin planearlo, muchos de ellos se quedan a trabajar de cualquier cosa largas temporadas. Así que día y noche hay un gran ambiente en las calles.
Claro que dentro de toda esta idílica apariencia también vi algo que no me gusto, a lo que hasta entonces no estaba acostumbrada, y que nublo un poco ese encanto. Una división generalizada de colores, lo blanco por aquí, lo negro por allá, nada de mezclas, nada de “grises”………..un tenso ambiente un poco saturado de dura historia y aunque Sudáfrica haya cambiado en los últimos 20 años ya lo decía Mandela “long walk to freedom”