Diciembre 2011
En diciembre hace un calor asfixiante en el sur de Malawi. Sudas, y sudas y no paras de sudar. Durante la noche no bajan mucho las temperaturas pero se duerme medianamente bien. El 80% de las casas las construyen con una separación entre la cubierta y los muros para que se pueda respirar. Por el día solo hay una opción, el lago.
Hablar de Malawi es hablar del lago Nyassa. Es el alma de este país. Son las entrañas de su forma de vivir. Y no puede ser de otra manera cuando 560 km de los 836 que tiene de longitud Malawi lo ocupa el lago. Es el tercero más grande de África y el noveno más grande del mundo.
Por ahí se dice que fue el “gran” David Livignstone el que llego a él por primera vez y proclamándose el descubridor (como si no hubiese existido hasta entonces) lo reclamo para la corona inglesa. Y es que este lago es un tesoro. Alberga la mayor variedad de peces tropicales de agua dulce del planeta. Estos peces han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco por ser un claro ejemplo de la Teoría de la evolución de Darwin. Mientras a la gran mayoría de los animales les lleva millones de años evolucionar a una nueva especie, se estima que los cíclidos del lago Nyassa han formado 1.000 especies nuevas en tan solo 500.000 años, lo que en términos evolutivos es una velocidad asombrosa.
Toda la vida aquí tiene que ver con el increíble Nyassa. Aunque compartan algo de él con Tanzania y Mozambique para todos ellos es el lago Malawi.
Vayas a la hora que vayas la vida local es ajetreada en él. Los niños bañándose, las mujeres haciendo la colada, fregando los cacharros, o cargando en sus cabezas los cubos de agua, todo ello con los bebes más pequeños siempre a la espalda.
Siempre por separado, los hombres. Ellos van a ducharse, a pescar, peces o turistas, o simplemente a vagabundear.
Y por otro lado la diferente vida de los turistas, ataviados con sus occidentales trajes de baño, montando en piragua o metidos en un barco de motor para hacer alguna excursión.
El calor hace la actividad diaria más lenta de lo que ya es de por sí. En general la vida es lenta, la gente es lenta, parece que nacieron cansados. El calor, la ausencia de trabajo y una vida demasiado sencilla son los principales culpables, pero algo tiene que ver también la alimentación, que básicamente se reduce a Nsima (esa pasta blanca hecha con agua y maíz que come toda África), ellos la comen 2 o 3 veces al día con algún caldo de verduras, y esporádicamente la mezclan con algo de pescado, pato o cordero.
Hay que ahorrar energía, es lo que tiene la escasez de alimentos.
La malnutrición, y el sida son dos de las principales causas de que la edad media de mortalidad no sea muy alta, y es que Malawi tan rico en peces, en montañas, en agua, en vida salvaje y hasta me atrevería a decir que en felicidad. Si se pudiera medir la Felicidad Nacional Bruta, como en Bután, Malawi estaría en uno de los primeros puestos.……pero le falta dinero, para hospitales, para la educación, para bienestar. Hasta la vida más simple y más humilde necesita de todo ello para ser larga y saludable.
Aun así el inesperado y cambiante lago Malawi y sus gentes te atrapan. Yo me hubiera quedado allí mucho más tiempo, es más, seguro que algún día volveré.